martes, agosto 16, 2011

Censura en Radio Antivero

Comunicado:
La dirección Comunal del Partido Comunista de San Fernando, a petición de Rodrigo Figueroa, director de Radio Antivero, ha censurado y decretado el cierre del programa radial Los Amigos de lo Ajeno, que desde hace por lo menos 6 años se transmite los días viernes a las 20:00 horas por el 107.7 FM. Llamo a los colegas de Radio Antivero a sumarse a la lucha que daremos contra la censura y contra el control por parte del Partido Comunista de la Radio Comunitaria Antivero, esta lucha, recién comienza!

(Colectivo Avanzar)
Ante las desafortunadas directivas tomadas por la dirección de Radio Antivero, "la radio de la participación y la no exclusión", y que provienen del partido comunista de San Fernando, de censurar el programa de radio "Los Amigos de lo Ajeno", es que expresamos nuestra solidaridad y nuestro apoyo con todos los compañeros que hacen posible que la comunicación alternativa que nuestros pueblos necesitan, sea una realidad.
No compartimos estas medidas represivas que la dirección ha tomado como, la censura y el carácter antirrevolucionario presente en estas conductas.
Desde el Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo los invitamos a que se unan en el dialogo para que comprendamos cual es el rol de los medios de comunicación alternativos, qué papel juegan en la sociedad y cuáles deben ser los ejes políticos y culturales que deben adoptar para que nuestra clase pueda tener una voz donde poder expresar sus ideales y sus problemáticas.
Estos hechos no hacen más que apartarnos del camino de la unidad y la organización necesarias para llevar adelante la lucha de clases que el enemigo ya nos ha impuesto.
De todos nosotros depende comprender nuestra posición y tener conciencia de clase para no tener estos duros golpes en este largo camino que debemos recorrer.
Esperamos que puedan solucionar los inconvenientes y que la audiencia de radio Antivero pueda contar con toda su programación, como hasta ahora se venía desarrollando.
Un abrazo solidario y fraterno para Radio Antivero.
Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo

sábado, agosto 13, 2011

Fidel está más vivo que nunca!

13 de agosto de 2011, 85 cumpleaños del Comandante Fidel Castro Ruz.

Hoy es un día hermoso para los cubanos, hoy es un día grande para los que amamos la paz y la solidaridad entre los hombres y mujeres de este mundo.
Cuba ha enfrentado varias guerras que han pretendido doblegarnos y hemos sabido conquistar la paz, la soberanía y la dignidad desde los principios.
Contra la prepotencia de un imperio que se cree dueño absoluto de esta tierra, Cuba ha sabido derrotarla con la unidad de los cubanos.
Hoy es un día hermoso, pues nuestro Fidel cumple 85 años, años de dura batalla, de audacia, de inteligencia contra la prepotencia de un imperio, sus aliados y los mercenarios que solo saben de dinero, que solo saben de monedas.
Cuba es una tierra de amor, de paz y de cultural. Ha sabido crecer y seguirá creciendo con la fuerza que nos da el Amor, la Paz y Fidel.

¡Salud Comandante!

jueves, agosto 11, 2011

COMO AFIRMO EL REGIMEN NAZI SU APARATO DE PROPAGANDA

Hoy no será a través de la radio, pero están los LCD's y las antenas "para todos".
"Bombardeados" con miles de minutos de propaganda oficialista cuando vemos el futbol, terminamos acorralados y siendo presas de un mensaje que promete e informa una realidad que no es tal, al igual que lo hacen las publicidades, que esconden a través del fetichismo de la mercadería todas las verdades que nuestro pueblo debe sufrir día a día a manos de este sistema macabro y sometedor.
Así opera el aparato propagandístico, una de las más sofisticadas maquinarias dedicadas a la construcción de realidad (ficticia), que el imperio ha creado.
La experiencia de la Radio en la Alemania Nazi, así lo ha demostrado y ha dejado una huella seria en la historia de las comunicaciones, al ser los artífices de la teoría "hipodérmica" de la comunicación.
Cualquier semejanza que pueda tener el aparato mediático K, no es mera coincidencia.

La radio que Goebbels fabricó para que todos los alemanes escucharan a Hitler

Entrega de receptores, el 29 de octubre de 1938

En 1933, cuando llevaba seis meses en el poder, llegar a todos los hogares alemanes era la obsesión –y el desafío– del ministro de Propaganda del Tercer Reich. Y la encontró: a través de la radio, el medio de comunicación más penetrante de la época. Hizo producir receptores baratos y subsidiados, y los bautizó VE301, por “Volks Empfänger” (radio del pueblo) y la fecha de asunción de Adolf Hitler. Pero además, puso todo el aparato de propaganda a funcionar: los afiches publicitarios mostraban a las masas “pegadas” al aparato. A la radio le siguieron autos, televisores y casas.

Por Julio Petrarca


16/07/11

A mediados de 1933, el cómo llegar a todos los alemanes con el mensaje del flamante gobierno nazi era un desafío mayor para Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de Adolf Hitler, que llevaba menos de seis meses en el poder. Casi inexistente la televisión, inimaginable Internet, era la radio el vehículo necesario para capturar audiencias masivas. Goebbels convocó entonces a Otto Griessing, un ingeniero a cargo de la empresa Seibt y le exigió: “En agosto, durante la Internationale Funkausstellung Berlin (Feria Internacional de la Radio de Berlín) presentaremos la Volksempfänger (Radio del Pueblo). Serán receptores económicos, más baratos que los actuales, para que todos los alemanes tengan uno”.

Griessing apenas sugirió las dificultades para lograrlo en tan poco tiempo. Goebbels sólo necesitó una fría mirada para frenarlo en seco: “Otra cosa, Herr Griessing. Al nombre se le agregará una sigla: VE (por Volks Empfänger) 301”. El 30 de enero (30/1) de ese año, Adolf Hitler había asumido el máximo cargo del gobierno, canciller del Reich.

El 18 de agosto de 1933 (en un mes se cumplirán 78 años), la Radio del Pueblo, Radio Nazi, Radio del Tercer Reich o Radio Para Todos los Alemanes era la estrella de la Feria. En los seis años siguientes, se venderían siete millones de aparatos, el 40% de la producción total del país. Entre 1939 y 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, fueron entregados otros 1.800.000, entre el modelo VE301 y el novedoso DKE, bastante más barato. Ambos tenían en su frente un águila y una svástica.

Consumo y propaganda.
La VE301 fue lanzada a 76 Reichsmarks (RM) un precio más accesible que el de sus competidoras en un mercado con creciente intervención del Estado y ascendente compromiso de las grandes empresas con el régimen. En 1933, un trabajador alemán ganaba entre 120 y 150 Reichsmarks por mes. Un pan costaba 0,30, un litro de leche 0,20 y un kilo de papas 0,07. Cada dólar de la época cotizaba 3,50 RM. Que un aparato de radio demandara la mitad del sueldo no parecía muy atractivo para los consumidores, por lo que desde los despachos del Ministerio de Propaganda salió la orden de subsidiar parcialmente las ventas. Cinco años más tarde, llegaría una versión más barata, la DKE38, que costaría 35 RM y sería bautizada por la gente, de modo sugestivo, “El hocico de Goebbels”. El 29 de octubre de 1938, cientos de receptores DKE serían distribuidos como homenaje al 41º cumpleaños del ministro de Propaganda.

Goebbels había hecho suyas las palabras de Erich Scholz, el ministro del Interior del gobierno previo al nazi: “La radio alemana sirve al pueblo alemán, así que todo lo que degrada al pueblo alemán debe ser excluido de ella”. Y fue bastante más allá: la Volksempfänger y su hermana pobre presentaban muchas limitaciones para escuchar otras emisoras que las manejadas por el régimen (todas las del país, en verdad), y sólo por la noche o con antenas especiales era posible sintonizar radios de otros puntos de Europa. En el dial sólo estaban indicadas las emisoras locales, y a partir de las primeras acciones bélicas en 1938 se prohibió escuchar toda emisión de fronteras afuera. “Piense en esto –decía un papel pegado a los receptores al momento de su venta–: escuchar emisoras extranjeras es un crimen contra la seguridad nacional y contra nuestro pueblo. Es una orden del Führer, y su no cumplimiento será castigado con prisión y trabajos forzados”. En los territorios ocupados durante la guerra, el simple hecho de escuchar radio –cualquiera– podía ser penado con la muerte.

Goebbels tenía claro que la radio era el medio más apto para llevar el mensaje unívoco del gobierno nazi. También lo era el cine, pero producirlo resultaba más caro y demoraba más tiempo. La inmediatez para llevar la palabra de Hitler –todos sus discursos eran transmitidos por radio en cadena– a los hogares alemanes potenciaba la intensidad de la palabra. El alto precio de los receptores limitaba el acceso y se habían creado por ello numerosos clubes de radioescuchas que se reunían ante un mismo aparato, pero la gente quería uno en su casa y el régimen se lo proveería. Desde 1938, el gobierno intensificó la agresiva campaña de ventas y ordenó a fabricantes de otras marcas, como Siemens y Telefunken, dar prioridad a la producción de la VE301 y la DKE.

Contenido y continente.
Resuelto el tema del medio, Goebbels metió mano directamente en el mensaje. La programación se fue reestructurando para que nadie hablara de nada que contradijera la palabra oficial y para que cada nota musical, cada sonido, fueran consecuentes con las ideas y la praxis del partido nazi. Se transmitían no sólo los discursos del Führer sino también los de los máximos líderes del partido y del gobierno. Había charlas sobre nacionalsocialismo destinadas al público en general y otras para segmentos específicos, como las amas de casa y los obreros. Paulatinamente primero y de manera acelerada más tarde, la música clásica y popular alemanas fueron desplazando –hasta hacerla desaparecer– a las de otras latitudes. El jazz fue eliminado por “negroide y decadente” y los compositores de origen judío quedaron fuera de toda difusión. Para reforzar la idea de llevar un receptor de radio a cada hogar, el aparato de propaganda nazi dedicó importante presupuesto a publicitar masivamente –en medios gráficos, en el cine y en la vía pública– la Radio del Pueblo. Un anuncio reproducido en diarios, revistas y afiches mostraba una VE301 en medio de una multitud, con la leyenda “Toda Alemania escucha al Führer con la Volksempfänger”.

El medio fue también esencial fuera del territorio alemán. Ejemplo de ello fue su empleo para ganar voluntades en Saar, un territorio que quedó bajo jurisdicción francesa al concluir la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y en el que se celebraría un referéndum en 1935 para que sus habitantes decidieran si querían seguir como franceses, volver a ser alemanes u optar por la independencia. Desde fines de 1934, el aparato de Goebbels saturó Saar con más de mil programas radiales, y en tres meses logró que el territorio volviera a Alemania. Años más tarde, la misma estrategia se aplicaría en Checoslovaquia, en Polonia y en Austria, aunque con un aditamento: además de propaganda positiva de seducción, se difundirían textos amenazantes.

Todo termina al fin.
La población alemana no tenía acceso a otra voz que no fuera la oficial, y esto se hizo más patente durante la guerra. Tanto, que la audiencia se hartó de la uniformidad –y de las proclamas e informes triunfalistas– y comenzó a dejar de escuchar radio. Goebbels ordenó entonces que al menos el 70% de la programación estuviera dedicada a la música ligera. En abril de 1945, cuando los aliados rodeaban Berlín y Hitler se refugiaba en su búnker subterráneo, Radio Berlín, emitiendo desde las ruinas, informaba que Alemania estaba a punto de ganar la batalla de la capital. El 20 de abril, día del cumpleaños 56 del Führer, el propio Goebbels proclamaba a la audiencia que el curso de la guerra estaba girando a favor de los nazis. Diez días después, Hitler y la mujer con la que se había casado horas antes, se suicidaban.

A las nueve y media de la noche del 1º de mayo, los alemanes se enteraron por Radio Hamburgo que todo terminaba, con el mismo tono marcial y la misma línea mentirosa que le había impuesto Goebbels: tras interrumpir la programación para dar “una grave e importante noticia”, se escucharon fragmentos de ópera de Wagner y algunos acordes de la Séptima sinfonía de Bruckner, para dar lugar a una voz sonora: “Nuestro Führer, Adolf Hitler, luchando hasta el último aliento contra el bolchevismo, cayó por Alemania esta tarde (había sido la tarde anterior), en su cuartel general de la Cancillería del Reich”.

Era el final del régimen nazi y también de la Volksempfänger, que dejó de producirse de inmediato, aunque tantos eran los aparatos en actividad que le dieron a un ingeniero eléctrico sin dinero llamado Max Grundig la oportunidad de poner en marcha un emprendimiento propio: arreglar y vender los receptores creados para todos los alemanes. Se hizo rico y más tarde, con marca propia, famoso.

Un decálogo con yapa

Once ítems resumen el sistema propagandístico que Joseph Goebbels aplicó desde bastante antes de su gestión al frente del Ministerio de Propaganda del Tercer Reich y hasta el fin de la guerra. El más conocido es aquel que sintetiza la frase “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
1. Principio de simplificación del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.”
4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5. Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión, escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.”
6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas.” De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público estará ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10. Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que piensa “como todo el mundo”, creando una falsa impresión de unanimidad.